sábado, 14 de enero de 2012

La salvación y el perdón de los pecados

Escuché tu voz decir
que no podíamos seguir así,
vi como salías de mi vida…
me quedé con el silencio
de las paredes del salón de visitas.
No pude dejar de pensar en tus ojos,
yo te conocí en mis sueños
antes de verte.
Llamaron a la puerta,
eran los evangélicos,
venían a ofrecerme la salvación,
el perdón de los pecados,
y de premio el paraíso.
Encontré la oferta interesante,
el premio, un deseo urgente
Le pregunté dónde y cuándo sería eso…
Al final de los días,
entonces vendrá el juicio final,
los elegidos irán al reino de los cielos
y habitarán el paraíso.
Desde niño me habían contado
esos cuentos en los que Adán y Eva
habían sido expulsados del paraíso.
Les conté de mis penas de amor,
que te habías marchado,
que yo quería el paraíso…
pero contigo
porque la vida sin ti era un infierno,
me pidieron paciencia,
y antes de irse
me dejaron una Biblia
y varios ejemplares de revistas religiosas.
Al despedirse con mirada misericordiosa
me dijeron….
¡Léalos mientras espera!
No se aburrirá
y además tendrá tiempo
de arrepentirse de todos sus pecados,
Ya se iban cuando me dijeron
con toda la bondad
acumulada en tantos sábados:
Resígnese, lo abandonó,
ella ya lo ha olvidado.