miércoles, 27 de julio de 2011

La certidumbre: tu ausencia


No sé cuantos días y noches
tardaré en olvidarte,
en el intento iré borrando
las imágenes, las palabras,
los recuerdos y momentos
que dejaste abandonados
cuando emprendiste el vuelo.
Aquí me quedo
hablándole al silencio.
¡Cuando las palabras sólo alcanzan
para evocar el dolor y la pena,
ante el abandono imprevisto,
sin una misiva,
pero anunciado en las ausencias,
adivinado en los silencios,
percibido en las miradas esquivas
y las caricias rechazadas,
hasta el día en que fue sacando
sus pertenencias del armario,
su foto de la mesita de noche,
hasta el día que fue dejando
los recuerdos en las paredes,
la certidumbre de su ausencia,
para salir del cuarto
sin volver la vista atrás.
Cuando las palabras sólo alcanzan
para testimoniar el luto
entonces es mejor mirar hacia atrás
hacia un pasado lejano
Todo era más fácil en esos días
cuando mis pasos
iban por caminos polvorientos,
por cerros, valles y montes,
paciendo cabras y ovejas.
Todo era más fácil
cuando sentado bajo la sombra de un árbol
trataba de descifrar ese montón de garabatos
en los libros de mis hermanas.
Es bueno acordarse de esos tiempos,
del pan candeal recién salido del horno,
de la mantequilla que hacía mi madre,
y de los trigales esperando la siega,
ser llevados a la era para ser trillados.
Después de la trilla,
cuando el trigo era el pan
de día venideros esperando en la era,
en el patio de la casa
mi madre servía la comida, el pan y el vino.
Es bueno acordarse de esos tiempos
Mi padre era la ausencia
percibida desde días lejanos.
Después el canto y la guitarra
amenizaban el resto de la tarde,
la poesía llegaba en la voz de un poeta popular,
o de un payador improvisando un recitado
en rima, cantando acompañados de una guitarra.
Al final todos bailando la cueca.
Fue en esa época y en esos lares
mis primeros contactos con la poesía,
fue en esos días en que mirando bailar la cueca
adiviné el asedio amoroso
de un hombre a una mujer,
el arte de seducir.

¡Ay , mujer como te extraño!
Aquí me quedo
en la certidumbre de tu ausencia,
hablándole al silencio.

2 comentarios:

  1. Qué maravilla de poema! Qué recorrido en el tiempo, cuánto dolor y nostalgia y ese final donde pones el dedo en la llaga. Tu voz poética me impresiona, tu resplandor cruza el océano. Desde esta costa de palmas y arenas blancas, levanto mi mano y te saludo, poeta. Que la llama de la creación arda siempre en tu vida.

    Un abrazo
    Jeniffer Moore

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  2. Lo que sucumbe delante de tu sencibilidad es el sentir marabilloso de la sangre de poeta q recorre por tus palabras escritas y reflejadas en un espacio lleno de alma escencia de loque pudo o no ser ¡¡bello doloroso y sincero¡¡unsaludo desde aca amigo ¡¡¡¡¡bendiciones

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